viernes, 27 de diciembre de 2013

ENTREVISTA A PROFESOR CESAR BARRANTES

Estimado Dr. Barrantes

Como está? Un amigo está escribiendo un articulo acerca del aniversario
de la tomada del territorio de Acre por Brasil. Le pido la ayuda en
contestar a las preguntas  abajo y en apuntar algún otro experto
politólogo. Gracias!

1- El gobierno de Bolivia piensa en accionar  las instancias
internacionales (Corte Internacional de Justicia) para tender de nuevo
el territorio de Acre, que fue perdido para el Brasil?

2-- Cual es la sensación de los bolivianos acerca de esa pérdida de
territorio? Usted cree que hay una frustración entre el pueblo
boliviano por eso? Como reaccionan a esa cuestión de soberanía?

Gracias por considerar mis modestas opiniones y mi visión compartida del mundo de cuya trama somos arte y parte ineluctablemente.
Al respecto de la Guerra del Acre o Revolución Acreana (en portugués) extrapolo dicho suceso histórico, político y militar que involucró a Perú y Paraguay a fines del siglo XIX  e inicios del XX.
Toda pérdida de territorio de una nación a favor de otra, máxime si es por la fuerza geopolítico-militar, en este caso de Brasil, a quien se le denominó en el siglo XX como el Subimperialismo Brasileño o de América del Sur, significa ni más ni menos que una amputación de la identidad nacional: es como si a una persona natural le amputaran alguno de sus miembros de manera impositiva. Esta persona puede utilizar muletas y superar su discapacidad desarrollando otras funciones y realizarse en su vida, pero la huella indeleble de su amputación seguirá allí hasta su muerte física, mas no espiritual, sea, el alma de la nacionalidad de toda configuración societal que nunca muere pues quedan sus obras: literatura,…y la civilización aimara lleva muchos miles de siglos que aún están por descubrirse. Y no es sino recientemente, luego de la revolución bolivariana, boliviana, ecuatoriana, etc. que los bolivianos se están descubriendo a sí mismos y constituyéndose en sujetos históricos. Esto es algo portententosamente hermoso. Los indígenas de Nuestramérica se están constituyendo en Sujetos, en Alter Ego.
Entonces adquiere sentido, significado  y direccionalidad los esfuerzos de los bolivianos por recuperar no sólo la identidad nacional que le fue invisibilizada durante 500 y más años sino recuperar sus territorios arrebatados manu militari por brasileños y chilenos. Guerras que como toda guerra son ilegales desde todo Derecho Internacional. Y en estos casos no deja de subyacer el racismo que considera que los indígenas no valen como humanos. Esto es algo que tenemos que seguir trabajando histórico-geopolíticamente. No es una problemática fácil de investigar.
Algo similar le ocurrió a Venezuela con el Territorio del Esequibo: 159.500kms2, hoy administrado por la República Cooperativa de Guyana bajo reclamo de Venezuela desde antes de la independencia de la Guayana Británica y desde la primera Constitución de Venezuela en 1811 reformada en 1999 en su artículo 10: "El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad."
No es fácil para los bolivianos sobreponerse no sólo a la amputación del Acre por parte de Brasil, sino también de su salida al Pacífico amputada por el ejército chileno también en los años 80 del siglo XIX. Tampoco lo es para Venezuela su amputación del Esequivo.
Mucho menos lo es para los palestinos su amputación territorial por parte del sionismo israelita y el genocidio implicado en dicha amputación.
Todo territorio amputado a otro país manu militari es ilegal desde todo derecho internacional de justicia de paz, y este derecho no tiene prescripción.
Espero que mis reflexiones te ayuden y ayuden a tu amigo. Me gustará una reciprocidad de parte de ustedes.
Les desea un buen cierre de año y un gratificante año 14.
Les abraza fraterno
 César Barrantes


miércoles, 23 de octubre de 2013

Aplicación teórico-práctica de la terapia familiar sistémica en diferentes contextos.



Cristina Paz*, Xiomara Rodríguez**, Osiris Morales***, Psicóloga y Trabajadoras Sociales, Profesoras de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia, Integrantes del equipo coordinador y facilitadoras del Programa de Entrenamiento en Terapia Familiar Sistémica de la Escuela de Trabajo Social, Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela; Integrantes de la Red Venezolana de Familias (FAMILIASREDVEN),


El Programa de  Entrenamiento en Terapia Familiar Sistémica (PETFS) es una iniciativa de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia, ubicada en  Maracaibo-Venezuela, concebida y ejecutada para proveer de herramientas teórico-prácticas a los profesionales de intervención social, a fin de potenciar su desempeño profesional cuando atienden familias.
            Teniendo como antecedente la propuesta de un entrenamiento en estrategias psicoterapéuticas en el año 1999, por parte de profesionales externos a la universidad, es adoptada como programa de educación continua desde el año 2000, poseyendo como coordinadora del mismo a la Mgsc. Xiomara Rodríguez, presentando hasta la presente fecha, siete cohortes ininterrumpidas. El curso adopta dentro de nuestra institución un rango de mayor amplitud al denominársele Programa de Entrenamiento en Terapia Familiar Sistémica “por considerar que se trata de una acción y un campo multidisciplinario en el cual confluyen diversas disciplina para lograr la comprensión de su complejidad” (Rodríguez y otros, 2006:5).
            La pluralidad de espacios en los cuales los profesionales que trabajan con familias deben laborar e igualmente la diversidad de problemáticas a abordar;  intervenciones solicitadas unas, impuestas otras, han llevado a la necesidad de conocer y manejar enfoques que permitan intervenir con eficacia y amplitud.
            La terapia familiar sistémica se presenta como esa opción, estando nutrida fundamentalmente de la Teoría General de los Sistemas (Bertalanffy, 1940), los avances de la cibernética de primer y segundo orden, la teoría de la información entre otras, que  permiten conceptuar al individuo ampliando el rango de observación de lo intrapsíquico a lo interaccional, del individuo a la familia, reconociendo el impacto inmediato y de influencia continua que ésta última posee tanto en el mantenimiento como en el cambio de sus miembros. (Sánchez, 2003)    
            Dentro del referente teórico de la investigación se plantea la profundización teórica de la terapia familiar sistémica, sus antecedentes y fases, manifestaciones actuales, así como la discusión de técnicas y procedimientos propuestos por la misma; por otra parte se encuentra presente la disertación sobre lo que diferentes autores conciben y clasifican como contextos de actuación profesional, entendiendo que  “Los contextos profesionales de cambio serían el marco que se establece entre cliente y profesional que permite dar significado a una serie de intercambios comunicacionales orientados a introducir el cambio en el cliente. Entendiendo como cambio: la narración significativa en la vida del cliente, que establecerá un antes y un después de ese encuentro con el profesional” (Watzlawick 1977, citado por González Calvo, 2005)
Con el objeto de describir  la aplicación de las herramientas teórico-prácticas aportadas por el entrenamiento en terapia familiar sistémica en los egresados del mismo, dentro de sus contextos laborales, se está aplicando un instrumento con preguntas abiertas y cerradas, por medio del cual se obtendrá la información por parte del total de los egresados del programa, en cuanto a la aplicación de las herramientas y técnicas aprendidas tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, los contextos en los cuales ha sido aplicado, las poblaciones  atendidas y la reelaboración que haya tenido lugar la información obtenida a la luz de su posterior aplicación.

Metodología

            El presente trabajo de investigación se sustenta en una metodología empírico – inductiva, basándose en el dato y la cuantificación del mismo a fin de conocer cómo se manifiesta la realidad.
Tipo de Investigación
La investigación es de tipo descriptiva, con un diseño transeccional, contemporáneo de campo, según Hurtado (2000)
Población, Muestreo, Muestra

Censo: Egresados del ETFS desde el año 2000



Instrumento

    El mismo es un cuestionario con preguntas cerradas, predominantemente, en el cual se abordan los siguientes aspectos:

-          Identifica contexto
-          Se pregunta sobre aspectos teóricos usados
-          Se investiga las técnicas utilizadas
-          Se solicita la impresión del uso de las técnicas de la TFS en su trabajo
Dicho instrumento contó con la validación en cuanto a su contenido por parte de tres (4) jueces,  tres de  ellos facilitadoras del entrenamiento y  una cuarta con experticia en diseño de instrumentos.

Procedimiento


  1. Se procedió a buscar los listados de participantes desde 1999 hasta el año 2006.
  2. Se encuentra realizándose el contacto con los participantes a través de:
    1. Contacto telefónico
    2. Conferencias sobre el tema
    3. Reuniones realizadas para aplicar el instrumento.
      3. En cada caso se ha entregado el instrumento para que sea respondido al momento o para ser entregado posteriormente (caso b)

Viabilidad y aplicabilidad de los resultados de la investigación

            La investigación se fundamenta en la necesidad de constatar la utilización del  entrenamiento en el campo profesional ya que ello permitirá la revisión de los contenidos y estrategias, así como la idoneidad del modelo teórico a las realidades abordadas por los ex participantes del entrenamiento.
Los resultados de esta investigación  guiarán de manera certera las posibles modificaciones y ajustes que al  PETFS mismo deban hacerse, así como la confirmación de la eficiencia de la Terapia Familiar Sistémica como herramienta de abordaje en el trabajo con familias.

Posibles resultados

            Se espera conseguir en la población abordada, la aplicación efectiva de los contenidos y herramientas de la terapia familiar sistémica en sus contextos de trabajo, así como reelaboraciones propias, observaciones y críticas que permitirán realizar reajustes en el programa de entrenamiento, a fin de que el mismo se adecue a las necesidades de los profesionales que trabajan con familias bajo este enfoque.

Referencias Bibliográficas

González Calvo, V. (2005). Contextos y Técnicas en el Trabajo Social Familiar, en Las técnicas de actuación profesional en el trabajo social familiar. Tolón Compiladoras. Espacio Editorial. España.

Hurtado, J. (2000). Metodología de la investigación Holística. Tercera Edición. Fundación Sypal. Caracas-Venezuela.

Rodríguez, M; Morales, O; Paz, Compiladoras (2006). Manual de Entrenamiento en Terapia Familiar Sistémica. Escuela de Trabajo Social. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela.

Sánchez ,L. (2003). Aspectos históricos y enfoques  de la  terapia familiar. Programa Editorial Facultad de Humanidades. Universidad del Valle. Santiago de Cali.

miércoles, 16 de octubre de 2013

EDUCACIÓN EN VALORES: FINES Y MEDIOS



Ingrid  Revilla Madrid
Sección de Sociología Jurídica
 Instituto de Filosofía del Derecho “Dr.  José Manuel Delgado Ocando”
 Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.
Universidad del Zulia.


RESUMEN
El presente trabajo aborda el problema de la crisis de valores que vive la sociedad contemporánea y los medios a través de los cuales la educación formal cumple su misión de formar integralmente al individuo, considerando además de la enseñanza de las diferentes áreas del saber, la educación en los valores o cualidades del ser, como mecanismos que facilitan su inclusión y permanencia armónica en  distintos grupos sociales. De esta manera se analiza el modelo educativo positivista o tradicional con las nefastas consecuencias que genera en el aprendizaje y desarrollo de valores humanos, contraponiéndolo al modelo constructivista  que conduce a una mayor libertad en el proceso educativo, pues permite la participación del educando en el proceso de enseñanza aprendizaje. Asimismo, se examina la normativa legal que regula la educación en valores en Venezuela tanto en la educación básica y diversificada como en la educación universitaria.
Palabras clave: Educación, valores, proceso de enseñanza-aprendizaje, modelo constructivista.


Introducción.
Hoy  resulta un lugar común afirmar que actualmente se han perdido los valores que caracterizaban la acción del ser humano, los cuales cumplían la finalidad de facilitarle una convivencia pacífica y armónica en sociedad. Al meditar sobre esta expresión se evidencia que en la realidad se constata que las respuestas aportadas por los individuos a los acontecimientos o situaciones experimentadas, no son las esperadas por  otros congéneres.
El desarrollo experimentado por los medios de comunicación y los sistemas de información en general, nos muestran infinidad de ejemplos de lo arriba señalado, de este modo es posible conocer  hechos ocurridos cerca o distantes de nuestro entorno, pero que aun así se vivencian como propios por el acortamiento de las distancias geográficas y comunicacionales. Por ello sabemos de eventos sucedidos en distintos lugares del mundo, que involucran adoptar  decisiones y ejecutar acciones contrarias a los valores fundamentales del ser humano, tales como la preservación de la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, el bien común, entre otros. Asimismo, informes presentados por instituciones y organismos encargados de abordar estos temas, destacan la crisis de valores que se vive a nivel mundial.
Sin embargo, no puede decirse que esta época es mejor o peor a épocas pasadas, pues lo único real es que el momento actual constituye el tiempo que nos corresponde vivir y sobre el cual podemos incidir con nuestras ideas, decisiones y acciones. Y si bien es cierto que percibimos que en su libertad las personas están optando por el mal, en lugar de elegir el bien, lo que corresponde es analizar las causas de esta situación y tratar de encontrar los medios adecuados para aportar soluciones a la crisis de valores que experimenta la humanidad.
Cabría preguntarse, ¿Vivenciamos y aprendimos valores en nuestra formación y crecimiento como personas?, ¿olvidamos los valores aprendidos?, ¿o quizá decidimos desechar los valores por resultar inconvenientes en el momento actual?
Si la respuesta a alguna de las preguntas es afirmativa, la educación en valores es el camino para aprender lo no aprendido, para recordar lo olvidado  y  para  recuperar lo desechado. Lo anterior no significa que se divida la educación en un área cognitiva y en otra axiológica, pues lo propio es vincular los dos elementos en la formación del ser, ya que desdeñar los valores conduce a la degradación del hombre y a anular lo  que debe ser una educación integral.
El objetivo de estas  consideraciones es reflexionar sobre la crisis de los valores humanos y como la educación puede constituirse en un proyecto para la superación del hombre, no solamente en los aspectos intelectuales y técnicos sino también en los morales.

1.- Los Fundamentos Filosóficos de la Educación y su vinculación con los Valores.
La diversidad de posturas filosóficas y la pluralidad de ideologías que coexisten en el mundo, factor importante de discusión académica y antesala para la creación de una definición de educación adaptada a la vida actual, peligra en el momento en el cual  en las Universidades se trata de formular un planteamiento en particular, generando actitudes y reacciones tan diversas, que en algunos casos se corre el riesgo de pasar largos años de interminables discusiones, sin lograr la deseada concertación sobre la concepción de una educación que le permita al individuo su realización integral y una mejor calidad de vida.
Partiendo de una visión global, es necesario remontarse  a  los paradigmas filosóficos que han orientado el proceso educativo, dentro de los cuales se distingue  el modelo positivista con una visión objetiva de la realidad que concibe al ser humano como un objeto de la educación. Es por ello que el paradigma positivista considera como finalidad primordial de la educación formal el logro de una mayor productividad mediante el dominio de la técnica, lo que sólo se alcanza formando al hombre para el desarrollo económico.
Según Federico Villalba (1997), el modelo positivista se caracteriza por los siguientes aspectos: Con relación a la percepción del objeto, se describe éste como un hecho irrefutable, como un hecho en sí mismo, reducido al dato, separado del sujeto que lo estudia y someramente relacionado con otros hechos;  en cuanto al método científico, el mismo no presenta alteración, de tal modo que siempre sigue los pasos establecidos, esto es, la recopilación de datos, el ordenamiento y el posterior análisis de los mismos, por lo cual todo aquello que no cumpla con tales postulados no tiene rango de conocimiento; finalmente, como una consecuencia de lo anterior la enseñanza debe seguir las mismas directrices, lo que se traduce en diseños, planes, programas, cursos y manuales, entre otros.
Este modelo filosófico que ha servido de guía al proceso educativo venezolano durante los últimos cuarenta años, ciertamente ha limitado el desarrollo del pensamiento de los educandos, pues la función del educador se restringe a la transmisión de una serie de conocimientos previamente seleccionados, considerados inmutables, los cuales deben ser recibidos o captados por los alumnos  para ser  reproducidos  en  situaciones  futuras. Como  expresa Palacios (1997)   “educar, por tanto, es para ellos elegir y proponer modelos a los alumnos con claridad y perfección. El alumno debe someterse a estos modelos, imitarlos, sujetarse a ellos...”
Dentro de los efectos que produce esta concepción de la educación encontramos la separación de la escuela del mundo real y cotidiano, la no valoración de ideas renovadoras (ya que todo está definido y resuelto en los manuales), la dificultad en relacionar acontecimientos o situaciones para obtener nuevos conocimientos, la tendencia a limitar  la autonomía personal y la libertad de pensamiento.
Ahora bien, a pesar de las restricciones descritas en el modelo positivista de la educación, el mismo sirvió de sustento a una cultura educativa en un período histórico determinado y aun hoy continúa rigiendo los sistemas educativos de naciones rezagadas en cuanto a la evolución y el desarrollo pedagógico. Sirvió a una época determinada orientando el proceso de enseñanza aprendizaje, pues el educador no puede cumplir su misión sin tener como norte los fines de la educación, dando respuesta a los  logros que se pretenden alcanzar en función de las necesidades del hombre y de la sociedad.
En conclusión, el modelo positivista se centra en el campo de lo cognoscitivo, en la instrucción, dejando a un lado lo relativo a los valores que deben ser fomentados y desarrollados en los alumnos.
En el momento actual, en el cual la humanidad ha descubierto lo ilimitado del pensamiento, la capacidad del ser humano para crear, y la facilidad para comunicarse aunque se esté separado geográficamente por grandes distancias, no podía permanecer incólume la concepción educativa llamada tradicional, se hacía necesaria su transformación pues el hombre mismo ha evolucionado a pasos agigantados. Este nuevo orden requiere una correspondencia entre el pensamiento y la acción y esto es posible lograrlo, a través de una formación profesional donde el discernimiento intelectual vaya más allá de la simple expectativa, donde se logren concatenar las ideas del saber, para comprenderlas, internalizarlas, relacionarlas y adaptarlas, para así aprovechar todo ese bagaje de conocimientos que son el eje central de un modo de educar pertinente.
La acción docente necesita estar vinculada con la finalidad de la educación, en correspondencia con el producto que se quiere obtener, al establecer un modelo que conlleve al perfil del docente deseado, reflejando lo óptimo del ser humano y acorde con las necesidades de la sociedad. A la par es necesario poseer una base filosófica, amplia y bien estructurada, que le permita al docente conformar su propia ideología, basándose la adquisición de estos fundamentos filosóficos  en una formación académica pertinente.
Pues bien, en esa búsqueda de enlace entre el ser persona, la problemática social y la educación como un proceso de crecimiento intelectual y humano, surge la teoría o el modelo constructivista, el cual plantea una dinámica pedagógica diferente a la tradicional, ya que el educando construye el conocimiento a partir de realidades y experiencias conocidas, cumpliendo la enseñanza la finalidad de guiar  y orientar dicho proceso de construcción.
Bajo este modelo el docente debe incentivar en el alumno la expresión de nuevas realidades, la libertad de creación del pensamiento en distintas áreas del saber, tomando en consideración el proceso cultural precedente y no encasillarlo en sistemas estáticos que impidan o coarten el desarrollo del sujeto con las consecuencias de estancamiento y peor aún de degradación del ser, porque  “ La realidad de la historia de la humanidad es que las actitudes conservadoras y las actitudes iconoclastas han desembocado en el fracaso. Las culturas pujantes son aquellas en las cuales la permanencia de la cultura ha constituido un acicate para la creatividad” (Peñaloza, 1995).
El constructivismo representa un cambio a favor de la educación, por cuanto los educandos no resultan aislados de su ambiente y su realidad, sino que por el contrario en la búsqueda de una educación integral, se le da relevancia a la humanización de la educación, atendiendo al individuo en los aspectos biológico, psicológico, afectivo y social. En razón de lo anterior, la escuela está llamada a establecer vínculos con la familia y demás actores sociales, pues todos se constituyen en agentes socializadores que aportan conocimientos, experiencias y realidades que servirán al educando en su proceso de construcción del aprendizaje.
En este contexto, los valores cobran importancia, ya que no se trata de “informar”,  sino de formar al hombre como ser pleno, con conocimiento de la realidad y de su realidad, con capacidad de autodeterminación en la toma de decisiones, fundamentada esta independencia en valores éticos a través de los cuales se elijan opciones, considerando tanto el bienestar individual como el bienestar de los otros. Por ello la enseñanza de los valores inmersa dentro de la educación integral “...propone dos aspectos metodológicos fundamentales: una formación crítica de alumnos e hijos para enfrentar a las propuestas de sentido de la vida que se insinúan principalmente por medios de comunicación masiva, y el ejemplo comunitario.” (Rugarcía, 1999). Es así como se observa una interacción o vínculo entre la filosofía y la educación, unidas permiten perfeccionar y mejorar la enseñanza.
A partir de esta premisa, es menester complementar la formación docente con cuatro principios fundamentales en los cuales están inmersos los siguientes aspectos: "aprender a ser"; "aprender a aprender"; "aprender a convivir" y "aprender a educar".
"Aprender a ser" exige la integración del pensamiento autónomo, armónico y ético en cuanto a sus características más resaltantes. El "aprender a aprender" mediante la adquisición de habilidades metacognitivas que le permitan al docente desandar sus errores mediante la autocrítica, siendo parte de este aprendizaje la investigación desde la práctica y la reflexión. "Aprender a convivir" es parte de la tarea docente, pues al interactuar con su entorno logra no sólo la integración de los elementos educativos, sino las metas escolares que se trace a efecto de alcanzar una mejor calidad de vida de los individuos inmersos en el hecho educativo. Finalmente, "aprender a educar", mediante el conocimiento actualizado de las disciplinas auxiliares, y los enfoques educativos e interdisciplinarios pertinentes para el tratamiento integral del fenómeno de la educación.
El individuo cada día necesita ser educado, formado e instruido de una manera holística, de modo que pueda recibir, explorar, experimentar y transmitir nuevos conocimientos significativos, donde exprese la importancia del ser en calidad de persona hacia su desarrollo biosicosocial y cognitivo, bases fundamentales para la vida, esto sería el reflejo de una enseñanza proactiva y dinámica, sustentada por la adquisición de un conocimiento que permita ir de la reflexión a la acción.
El pensamiento filosófico sustenta la práctica educativa, de esta forma, pasa a ser parte de la misma, permitiendo orientar la enseñanza con el fin de forjar un individuo y una sociedad digna y coherente con la realidad actual de un mundo globalizado.

2.- Fundamentación Jurídica de la Educación en Valores.
Todo sistema educativo  está sustentado en un ordenamiento jurídico que a la par de expresar los fundamentos filosóficos que lo orientan, posibilita llevar a cabo los programas, proyectos, objetivos, y estrategias propuestas para alcanzar los fines deseados. En Venezuela los lineamientos del sistema y del proceso educativo están expresados en las disposiciones legales contenidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la Ley Orgánica de Educación, y en la Ley de Universidades.
2.1.- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en los Artículos 98 al 111, trata lo relativo a los derechos culturales y educativos.
En el Artículo 99, se consagra que “los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo venezolano y un derecho fundamental que el Estado fomentará y garantizará...”  Aunque el citado artículo  no se refiere directamente a la educación, sin embargo está vinculado con ella, por cuanto el hombre es un ser al cual la cultura le es consustancial, pues en su evolución a lo largo de millones de años ha creado ideas, pensamientos, lenguajes, objetos, arte, moral, etc., y estas creaciones no han surgido de cero sino sobre la base de creaciones culturales precedentes, las cuales son modificadas, renovadas o cambiadas. Es precisamente en el proceso de transmisión cultural donde interviene la educación, pues ella es un medio de transferencia de la cultura, entendiendo por educación tanto aquella que se realiza de una manera formal en las aulas, como la que se recibe del entorno.
El artículo 102, expresa que la educación es un derecho humano y un deber social, y señala sus características: democrática, gratuita, obligatoria, instrumento de conocimiento científico, humanístico y tecnológico,  servicio público.
Además, el indicado artículo establece los valores en los cuales está fundamentada la educación, en los siguientes términos:
...está fundamentada en  el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social, consustanciados con los valores de la identidad nacional y con una visión latinoamericana y universal. El Estado con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana, de acuerdo con los principios contenidos en esta Constitución y en la ley.    
Puede decirse que esta norma se erige en  el fundamento constitucional de la educación en  valores en Venezuela, pues contiene una declaración axiológica innegable cuando destaca el respeto a las corrientes del pensamiento, ya que ese respeto sólo puede  traducirse en libertad de pensamiento y aceptación de  las ideas del otro. Igualmente enfatiza  el valor de la participación en los procesos sociales, lo que lleva implícito  la solidaridad, la cooperación, la responsabilidad, el servicio, y el bien común, entre otros valores, promoviendo a la vez la concertación de una visión nacional, latinoamericana y universal del quehacer del hombre, con lo cual se dejan a un lado posiciones individualistas y por tanto egoístas, en la solución de los retos y problemas presentes en el mundo actual.
El artículo 103 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela  manifiesta el derecho que toda persona tiene a una educación integral de calidad, con lo cual  se consideran las modernas corrientes aplicadas a los procesos educativos, según las cuales la enseñanza no sólo consiste en la orientación para la construcción  de conocimientos en determinadas áreas del saber, sino que además involucra todos los aspectos que integran al ser humano, lo físico o biológico, lo intelectual, lo afectivo, lo axiológico.
El artículo 107 ejusdem, dispone que “La educación ambiental es obligatoria en los niveles y modalidades del sistema educativo, así como también en la educación ciudadana no formal...” , con lo cual se manifiesta el valor conservación tanto en la educación formal como en la no formal. Con la educación ambiental se aspira que el individuo reflexione y tome conciencia  del respeto con el que debe utilizar y servirse de los recursos naturales, para evitar el desequilibrio ambiental y los daños ecológicos que en definitiva pueden conducir a la destrucción del medio ambiente y por ende a la destrucción de la humanidad.
Finalmente, en la Constitución se establece que “La educación estará a cargo de personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica...”. Con esta norma se complementan los principios constitucionales que informan el sistema educativo venezolano, por cuanto se destacan las cualidades que deben poseer los sujetos a los cuales se les encomienda la labor educativa.
Ahora bien, uno de los puntos álgidos de la educación es la forma de transmitir el saber y cómo lograr este proceso con eficacia, lo cual parte de la exigencia de la formación del profesorado, que debe incluir una experiencia real de la acción pedagógica, sustentada por la reflexión teórica, para que el docente se forme para formar con características bien definidas, con capacidad de ser un comunicador de los procesos educativos, facilitador de los aprendizajes, constructor de técnicas e instrumentos evaluativos del proceso educativo, orientador educacional, administrador y gestor de estos procesos y sobre todo, sensibilizador de los elementos inmersos en la educación.
Por otro lado, desde el punto de vista de la axiología, su enseñanza conlleva a ubicar y a hacer partícipe a los educandos en situaciones reales donde deban elegir y actuar conforme a determinados valores, pero además resulta de vital importancia el ejemplo que el docente manifieste de estar consustanciado con lo que pretende enseñar, así por ejemplo, de nada valdrá tratar de instruir sobre el valor amistad, si el maestro no muestra una conducta cordial y de compañerismo con los otros miembros de su entorno laboral y social.
2.2.- Ley Orgánica de Educación.
Con relación a la educación en valores, hay tres artículos en la Ley Orgánica de Educación que interesa  examinar:
El artículo 1°,  el cual  dispone que la Ley  “...establece las directrices y bases de la educación como proceso integral...”, en razón de lo cual en el proceso educativo se deben abarcar todas las dimensiones del hombre. El ser, que apunta al examen reflexivo sobre la persona misma; el conocer, basado en las formas metodológicas para lograr la transmisión o construcción de conocimientos; el aprender haciendo, como la vía para un aprendizaje significativo, y el vivir juntos, tomando en cuenta a la familia y a la comunidad como agentes socializadores llamados también a constituirse en elementos claves en el proceso de enseñanza – aprendizaje. Todas estas dimensiones que dan cuenta de la integralidad  del ser humano, aparecen reflejadas en las políticas y programas desarrollados por los organismos e instituciones encargados del sistema educativo venezolano.
El artículo 3°, de relevante importancia, pues describe con lujo de detalles la finalidad y los valores que persigue alcanzar la educación venezolana.
La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico y apto para convivir en una sociedad democrática, justa y libre, basada en la familia como célula fundamental y en la valorización del trabajo; capaz de participar activa, consciente y solidariamente en los procesos de transformación social; consustanciado con los valores de la identidad nacional y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia y las actitudes que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre las naciones y los vínculos de integración y solidaridad latinoamericana. La educación fomentará el desarrollo de una conciencia ciudadana para la conservación, defensa y mejoramiento del ambiente, calidad de vida y el uso racional de los recursos naturales; y contribuirá a la formación y capacitación de los equipos humanos necesarios para el desarrollo del país y la promoción de los esfuerzos creadores del pueblo venezolano hacia el logro de su desarrollo integral, autónomo e independiente.
Como se observa, la educación en Venezuela está encaminada a la formación de un hombre integral (sano, culto, crítico), en sus dimensiones física, intelectual, reflexiva, afectiva y valorativa, refiriendo valores de capital importancia tales como: la salud, la cultura, justicia, libertad, el trabajo, solidaridad, identidad nacional, tolerancia, comprensión, paz, integración, y conservación del ambiente.
Para concluir, debe señalarse que en el artículo 13 se evidencia que el legislador patrio ha comprendido que la educación es un proceso que involucra a todos los actores sociales y no sólo a la institución educativa, al señalar que “Se promoverá la participación de la familia, de la comunidad y de todas las instituciones en el proceso educativo.

2.3.- Ley de Universidades.
3.- Finalidad de la Educación en Valores.
Limitándonos a la realidad venezolana, si se ha experimentado o percibido la aguda crisis de valores en el país, por lo menos se debe  convenir que la educación en valores es un mecanismo para la transformación humana, porque a través de ella pueden brindarse a los individuos los elementos y herramientas con los cuales pueda adoptar decisiones  donde se incluyan a los otros miembros de la sociedad, para de esta manera salir de la esfera de individualismo que caracteriza a la época actual. Sin embargo, reflexionando con mayor profundidad sobre los fines de una educación en valores, se deben resaltar los  siguientes:
A.- Formar individuos autónomos que conduzcan sus vidas basados en la aprehensión de valores fundamentales como el respeto a la vida, la libertad, la justicia, la paz,  la cooperación, la tolerancia, etc., ya que “La educación, como proceso socializador, es el espacio donde el hombre se va haciendo hombre, donde va introyectando los valores, las ideas, los conocimientos; por eso es necesario impulsar al interior de la misma una revolución personalista y comunitaria, de tal  forma que el principio y fin de toda la vida escolar sea el valor y la dignidad del hombre y la mujer como personas” (Carrillo, 2000) .
Quien no posee los valores mínimos, actúa en función de las opiniones y directrices de los demás, pues no cuenta con los elementos axiológicos que le permitan elegir entre varias opciones.
B.- Facilitar a los hombres y mujeres, procesos personales de valoración. Esto es así por cuanto los valores son una realidad personal, de manera que aun cuando tengamos todo un elenco de valores (que pueden variar con el transcurso del tiempo,) le corresponde a cada individuo, mediante una decisión reflexiva, elegir aquellos  que desea hacer propios. Esta decisión implica considerar una jerarquía de valores, la cual permitirá conocer la calidad de persona del sujeto de que se trate, no por casualidad algunas personas son admitidas o rechazadas en un grupo social, pues esta situación obedece al hecho de que el grupo percibe los valores o antivalores del individuo y obra en consecuencia.
C.- Preparar a los sujetos para aceptar, adaptarse y contribuir a los cambios significativos que experimenta la sociedad, de modo que pueda convivir en comunidades abiertas y plurales, respetando la autonomía, promoviendo el diálogo y el respeto a la diferencia. En definitiva, este fin va dirigido a encaminar al hombre en su ser social.
D.- Contribuir al desarrollo integral de los educandos.
4.- Medios para la realización de una Educación en Valores.
En Venezuela, en la llamada educación formal y específicamente en lo que respecta a la educación básica, desde el año 1998 el Ministerio de Educación, puso en práctica un diseño curricular denominado el Currículo Básico Nacional, el cual fue producto de importantes investigaciones que reflejaban la crisis de valores de la sociedad venezolana, y la inadecuada formación ofrecida a los educandos. En los estudios preliminares de diagnóstico de la situación, se observó que el sistema educativo sólo cumplía el rol de mero transmisor de conocimientos, sin llegar a una real formación humana de los sujetos a quienes estaban dirigidos los esfuerzos educacionales.
Lo anterior sentó las bases para una redimensión de los fines de la educación nacional, concluyéndose en la necesidad de formar para la vida, lo que implica abordar la totalidad del ser, “...para vivir en democracia y defender los derechos elementales como la defensa del ambiente, la seguridad, la calidad de vida, el desarrollo de destrezas y capacidades , el aprendizaje de un trabajo útil y sobre todo para formar a la persona en plenitud: esto debe abarcar las dimensiones para aprender a : Ser, Conocer, Hacer y Vivir juntos.” (Ramos, 2001).
Ahora bien, el mecanismo establecido en el Currículo Básico Nacional para la educación en valores está constituido por la inclusión en el modelo curricular de ejes transversales que atraviesan toda la estructura, y los cuales consisten en temas recurrentes y no en contenidos paralelos. Siendo temas recurrentes están inmersos en todas las áreas o asignaturas establecidas, para complementar la formación, por lo cual al desarrollar los contenidos de las asignaturas se introducen los valores implícitos en los temas tratados,  por ejemplo valores éticos, culturales, estéticos, para que el alumno vincule los conocimientos con el ser persona., con los problemas sociales, en fin con la vida.
Esta forma de abordar la educación conlleva a una formación mas completa del docente, pues ciertamente se desarrolla la educación a través del modelo constructivista, con lo cual el educador deja de ser un simple transmisor de contenidos y se convierte en orientador y guía de la construcción del conocimiento de los alumnos, logrando con su actuación que éstos vinculen el proceso de enseñanza-aprendizaje con la familia, con la comunidad, y con su entorno físico y humano. Lo anterior implica que la conducta particular del maestro no puede estar divorciada de lo que transmite, por lo cual sus actos servirán de ejemplo y modelo, lo que entraña un mayor compromiso, en razón de lo cual se señalaba ut supra que la formación docente debe estar fundamentada en cuatro principios fundamentales: aprender a ser, aprender a aprender, aprender a convivir y aprender a educar.
En lo que respecta a la educación superior el panorama resulta desolador, pues en la mayoría de los casos impera la idea de que en los niveles educativos precedentes, los estudiantes (en su mayoría adultos jóvenes) ya han completado su formación axiológica, partiendo de una falsa premisa pues la capacidad del ser humano para aprender no conoce límites de tiempo o edad. De este modo, aun hoy en el siglo XXI,  puede observarse en este grado de educación un modelo educativo en el cual la relación docente-alumno es de tipo vertical. El profesor continúa en su rolde transmisor de conocimientos adquiridos sin admitir discrepancias de parte de los educandos, y los estudiantes son espectadores pasivos en el proceso más importante de su crecimiento como personas.
En definitiva se limita la capacidad de análisis y de toma de decisiones, reduciendo la creatividad de los alumnos en el aporte de soluciones a casos concretos y reales.
En un ambiente como el descrito, ¿cómo resaltar los valores?, ¿cómo enseñarlos?, ¿qué medios emplear para que los educandos se interesen por ellos? Esta no puede ser una tarea de algunos profesores obrando aisladamente, se necesita crear conciencia en las autoridades que dirigen los centros de educación superior para que motoricen lo preceptuado en las leyes que regulan la materia, crear conciencia en  los miembros que integran la comunidad universitaria. De este modo se podrá abordar la educación en valores a través del diseño de estructuras curriculares cónsonas con los fines que se desean alcanzar, por ello se realizan las siguientes propuestas:
Incluir la educación en valores en los objetivos de las cátedras de las diferentes carreras, presentando dentro de las actividades a realizar, casos reales vinculados con el área de estudio pero que además involucren adoptar y asumir valores. En este sentido resultaría de gran utilidad aplicar en las cátedras  programas directores de ética y educación ambiental, entre otros.
Realizar seminarios, reuniones, charlas encaminadas a reflexionar y debatir sobre los valores humanos y su importancia en el mundo actual.
Incentivar en los docentes especializados en educación en valores que forman parte de la comunidad universitaria, la elaboración de materiales didácticos y apoyar la difusión de los mismos.
Estrechar los vínculos entre la comunidad universitaria y la comunidad y crear lazos de solidaridad y ayuda mutua en las necesidades más sentidas de la región.

Lista de Referencias
Carrillo, A. y Álvarez, P.; Los Valores El Reto de Hoy. Orientaciones para implementar el Proyecto de Ética. Colombia. Cooperativa Editorial Magisterio. 2000.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Gaceta Oficial N° 36.860 del 30 de Diciembre de 1999.
Ley Orgánica de Educación. Gaceta Oficial N° 2.635 Extraordinario del 26 de julio de 1980.
Ley de Universidades. Gaceta Oficial N° 1.429 Extraordinario del 08 de Septiembre de 1970.
Palacios, J.; La Educación en el siglo XX. La tradición renovadora. 2da. ed. Caracas. Editorial Laboratorio Educativo. Q997.
Peñaloza, Walter. El Currículo Integral. Maracaibo. Publicado por La Universidad del Zulia. 1995.
Ramos, M.; Para Educar en Valores. Teoría y Práctica. 2da. ed. El Hatillo Estado Miranda. Grupo Editorial Latinoamericano. 2001.
Rugarcía, A.; Los Valores y Las Valoraciones en la Educación. 2da. ed. México. Editorial Trillas. 1999.
Villalva, F.; “Necesidad de un nuevo paradigma histórico en educación”. Tierra Firme. Caracas. N° 59. Julio-Septiembre 1997.